Noche tras noche, durante el último mes de mi vida, me
sentaba frente al ordenador esperando escribir algo para poder publicarlo en
este blog. No salía nada. Mi mente se hallaba inmersa en otros pensamientos, y
se negaba a escribir algo digno de “el
Cronista de los Sueños Rotos”. Me sentía frustrado. Un mes entero… sin
publicar una entrada.