Ayer, una amiga me dijo que tenía este blog muy abandonado,
que quizás debería escribir una entrada nueva, hablado sobre “tartas”. Al
principio no le di mucha importancia, me lo tomé como solo una broma más. Pero,
cuando me paré y medité un poco sobre el tema, me di cuenta de que no era para
nada superficial.
Una tarta es un postre, normalmente dulce, que a todo el
mundo le suele gustar. Las hay de muchos tipos: de queso, de chocolate, de
manzana, de galletas, de hojaldre… de infinitos tipos más bien. A una persona, normalmente, no le gustan todos los tipos de tartas o, al menos, hay unas que
las prefiere más que otras.
Todas las tartas están hechas por diferentes ingredientes,
pero ninguna de ellas está constituida por uno único. De forma que si la mezcla
se produce en las proporciones exactas, la tarta sabrá bien.
Si cogiésemos un único ingrediente de una tarta y nos lo comiésemos
solo, sin mezclarlo con los otros necesarios, no estaríamos comiendo tarta,
solamente, estaríamos comiendo un “algo”… pero no una tarta.
Para hacer una tarta buena, sabrosa, rica… que nos produzca
una sensación increíble al comérnosla, necesitamos todos y cada uno de los
ingredientes, mezclarlos con paciencia, y esperar un tiempo a que se asienten y
se compacten.
Con todo esto… ¿no creéis que una tarta es como la vida
misma? ¿A caso una vida no está hecha de pequeños momentos, unidos de tal
forma, que llevan a un resultado mayor?
Si nos limitásemos solo a vivir determinados momentos de la
vida, como por ejemplo el pasar tiempo con los amigos, el ver la televisión, jugar a videojuegos…
solo estaríamos comiendo un ingrediente de nuestra tarta, y jamás podríamos
saborear la sensación de grandeza y plenitud que te ofrece una vida cargada de
innumerables sensaciones y sentimientos, como los que te da una tarta.
En esta vida, todo es necesario, desde el primer
momento del día hasta el último, desde estudiar para un duro examen hasta
visitar un parque temático. Por eso, ciertos momentos de nuestra vida pueden
parecer tragos amargos, como comerse un limón. Pero no debemos olvidar, que si
queremos hacer un rico bizcocho de limón, el ingrediente principal es amargo,
pero el resultado, es extremadamente dulce y sabroso.
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