Todo había desaparecido: Los
coches, las farolas, los edificios, el asfalto… La ciudad por completo había
desaparecido. No había rastro alguno de que allí, en ese lugar, hubiese habido
civilización de ningún tipo. Protagonista miró a su alrededor, todo era campo:
hierba verde, arbustos de los que entraban y salían conejos jugueteando,
árboles esparcidos a todo lo largo y ancho de su campo de visión. Todo había
desaparecido, todas las cosas artificiales por el hombre, móviles, gafas de
sol, pantallas de publicidad… dejando únicamente la naturaleza en su estado más
puro.
Cuando Protagonista alzó la
vista, una bandada de pájaros sobrevoló por su cabeza, le hicieron sentir solo.
Cuando Protagonista centró su atención en los sonidos, escuchó el susurro del
agua de un arroyo cercano, el rumor del viento entre las ramas de los árboles,
el canto de un ruiseñor y el aullido de un lobo lejano, le hicieron sentir
insignificante. Cuando Protagonista miró a sus pies, ningún zapato lo aislaba
de la hierba, le hizo sentir que jamás había notado nada tan suave. Cuando
Protagonista respiró hondo, pensando que todo era un sueño, le hizo sentir que
jamás había probado aire tan limpio. Cuando Protagonista sintió los rayos de un
sol que acaba de salir en un amanecer de primavera, le hicieron sentir que
jamás había sentido nada tan relajante.
Y es que el ser humano se
había ido, y la naturaleza seguía su curso por primera vez en mucho tiempo. Los
pájaros volaban libres en el cielo, los arroyos serpenteaban entre las rocas
del valle, la hierba crecía por doquier, el aire no estaba contaminado y era
puro, y el sol brillaba a través de un cielo sin problemas de ozono ni nubes
tóxicas.
Protagonista no tenía dinero,
no lo necesitaba. Protagonista no tenía trabajo, no lo necesitaba. Protagonista
no tenía casa, no la necesitaba. Protagonista no tenía miedo, no había nada de
qué tenerlo, la tierra lo amaba.
Sintió que había tenido
suerte, que todo lo vivido hasta la fecha solo había sido un sueño, en el que
le había sido mostrado cómo los actos de los hombres poco a poco llevarían la
tierra a su fin en un futuro no muy lejano. Ahora todo estaba en su mano, la
tierra estaba viva, ningún mal había sido procurado. Nunca habían existido ni
las ciudades, ni los coches, ni la tecnología, ni la contaminación… Todo había
sido fruto de su imaginación. Todo había sido una premonición. Ahora debía
decidir qué camino tomar, si crear un mundo basado en el respeto y el amor por
la naturaleza, o si crear un mundo basado en el progreso y la tecnología.
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