jueves, 12 de junio de 2014

Protagonista

Todo había desaparecido: Los coches, las farolas, los edificios, el asfalto… La ciudad por completo había desaparecido. No había rastro alguno de que allí, en ese lugar, hubiese habido civilización de ningún tipo. Protagonista miró a su alrededor, todo era campo: hierba verde, arbustos de los que entraban y salían conejos jugueteando, árboles esparcidos a todo lo largo y ancho de su campo de visión. Todo había desaparecido, todas las cosas artificiales por el hombre, móviles, gafas de sol, pantallas de publicidad… dejando únicamente la naturaleza en su estado más puro.


Cuando Protagonista alzó la vista, una bandada de pájaros sobrevoló por su cabeza, le hicieron sentir solo. Cuando Protagonista centró su atención en los sonidos, escuchó el susurro del agua de un arroyo cercano, el rumor del viento entre las ramas de los árboles, el canto de un ruiseñor y el aullido de un lobo lejano, le hicieron sentir insignificante. Cuando Protagonista miró a sus pies, ningún zapato lo aislaba de la hierba, le hizo sentir que jamás había notado nada tan suave. Cuando Protagonista respiró hondo, pensando que todo era un sueño, le hizo sentir que jamás había probado aire tan limpio. Cuando Protagonista sintió los rayos de un sol que acaba de salir en un amanecer de primavera, le hicieron sentir que jamás había sentido nada tan relajante.

Y es que el ser humano se había ido, y la naturaleza seguía su curso por primera vez en mucho tiempo. Los pájaros volaban libres en el cielo, los arroyos serpenteaban entre las rocas del valle, la hierba crecía por doquier, el aire no estaba contaminado y era puro, y el sol brillaba a través de un cielo sin problemas de ozono ni nubes tóxicas.

Protagonista no tenía dinero, no lo necesitaba. Protagonista no tenía trabajo, no lo necesitaba. Protagonista no tenía casa, no la necesitaba. Protagonista no tenía miedo, no había nada de qué tenerlo, la tierra lo amaba.

Sintió que había tenido suerte, que todo lo vivido hasta la fecha solo había sido un sueño, en el que le había sido mostrado cómo los actos de los hombres poco a poco llevarían la tierra a su fin en un futuro no muy lejano. Ahora todo estaba en su mano, la tierra estaba viva, ningún mal había sido procurado. Nunca habían existido ni las ciudades, ni los coches, ni la tecnología, ni la contaminación… Todo había sido fruto de su imaginación. Todo había sido una premonición. Ahora debía decidir qué camino tomar, si crear un mundo basado en el respeto y el amor por la naturaleza, o si crear un mundo basado en el progreso y la tecnología.

Protagonista eligió rápido. Con las terribles imágenes sobre el futuro que se avecinaba aún frescas en su cabeza, Protagonista se tendió sobre la hierba y pensó que, lejos de sentir que el ser humano había perdido por completo la posesión de la tierra, ahora y por siempre, el mundo, era y sería más suyo que nunca. 

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