martes, 21 de septiembre de 2021

Ya no puedo hacerte el amor como antes

    Lo siento, ya no puedo hacerte el amor como antes. No tengo tiempo. Ya no. Ya no puedo rozar tus palabras y dedicarte mis noches de insomnio. Juguetear con cada punto, cada coma, cada signo… No puedo, no tengo tiempo. Acariciar tus teclas como si fuésemos inmortales, deteniéndome en cada esdrújula y buscándote el mejor sinónimo. Sincronizar mi respiración al ritmo de tu peculiar sonido. Releerte una y otra vez, encontrarte, pulirte, modificarte y disfrutarte. No puedo, no tengo tiempo…

    Pero ¿acaso piensas que ya no te quiero? ¡Me ofendes! Pues jamás he dejado de estar enamorado de tu cuerpo de blanco sobre negro. Lo único que me pasa es que… no puedo, no tengo tiempo. Quizás me hice viejo o quizás perdí el control de una vida deslucida por el desgaste del pasar de los años. Reconozco que te dejé de lado para centrarme en otros proyectos, pero, si me aceptas, aquí estoy de nuevo, con el corazón humilde y una promesa entre mis dedos.

    No puedo prometerte esas noches de hacerte el amor sin prisa, donde solamente tú y yo habitábamos un mundo encerrado entre cuatro paredes en un oscuro sótano. No puedo prometerte mi tiempo, ni recrearme en cada caricia como si nada más importase en la tierra. No puedo asegurarte de que a partir de hoy me tengas aquí, prostrado, a diario, como antaño vivía encadenado a tu sonoro resonar dentro de mis pensamientos.

    Pero, te prometo este sexo esporádico, rápido, con las uñas largas y el pelo enmarañado. No vendré afeitado ni tampoco perfumado. No será romántico, pero sí apasionado. Rasgaré tus teclas con mis uñas sucias después de un duro día de trabajo. Me prostraré ante ti, minutos escasos. Al menos una vez al mes, si lo ves oportuno y necesario. 

    Polvos sucios en lúgubres callejones a deshoras del amor. Escuetos, ligeros y sin tiempo. Nada de rozar sutilmente tu cuerpo de blanco sobre negro ni detenerme a saborear el olor de tus letras. Nada de lo que hubo antaño, pero mucho más de lo que había ahora. Este es mi delirio por una utopía. Esta es la propuesta de un Cronista con los sueños rotos. Aquí me tienes, soy tuyo. Espero seguir siendo digno de tus encantos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario