Infinitas son las líneas que hoy podría escribir, ya que
infinito es lo que siento. Pero la razón me lleva a ser escueto e ir a lo
importante, sin perderme mucho en banalidades.
Muchas son las cosas que hice a lo largo de mis 21 años. He
escrito textos, canciones, he jugado a millones de juegos, he realizado
multitud de viajes, he soñado, pensado, ideado, fantaseado, ansiado, anhelado…
en definitiva: he vivido. Y no creáis que es fácil tener fuerzas para realizar
tales empresas día tras día, hora tras hora, minuto tras minuto. Como todo en
esta vida requieres de un combustible, algo que te de la fuerza y el valor para
seguir adelante.
Eso es lo que es mi hermana para mí. Algo que me hace sacar
siempre lo mejor, para poder dárselo todo, ya que ella lo merece. Sé que en
muchas ocasiones la cité en este blog, y tres o cuatro son las entradas
dedicadas a ella, y ahora que me paro a pensar, no lo merece. Pues ella merece
un blog entero para escribir y relatar sobre su persona, su forma de ser, de
ilusionarse…
Todo por lo que luché alguna vez en mi vida, todos los
sueños que perseguí a lo largo de la misma, fueron guiados por la misma
consejera. Ella me impulsó a crear este blog, a seguir adelante en los momentos
más duros que he tenido en mi vida, a superar todos los baches que el destino
me imponía. Tan solo con el fin, de poder ser mejor hermano, para conseguir
hacerla feliz.
Y es que ese es uno de mis mayores propósitos en la vida. No
sé si fue impuesto, por mi posición de hermano, o si fue deseado, por mi afán
de devolverle todo lo que de ella recibo. Sea como sea es el más dulce de los
destinos. No obstante, me consta que no siempre cumplo mi papel, sé que no
puedo, pues de mil cosas depende su felicidad. Pero no puedo evitar verla de
vez en cuando perdida y triste y no sentir como si mil estacas atravesasen lo
que queda de mi corazón.
La mayoría de las veces, su tristeza es un misterio. No creo
que nadie llegue nunca a entender lo que por su mente pasa. Y el verla triste,
y no poder hacer nada, te hace sentir como debió de sentirse Atreyu tirando de
Arthax, cuando su caballo se ahogaba en el pantano de la tristeza. A veces me
gustaría conocerla y comprenderla un poco mejor, pasar más tiempo con ella y
disfrutar un poco más del poco tiempo que tenemos juntos, ya que casi siempre
que nuestros caminos se cruzan, ambos tenemos obligaciones que cumplir.
Antes, cuando cada instante que vivíamos lo compartíamos
juntos, solo nos hacía falta una mirada para saber lo que el otro estaba
pensando. Ahora, poco a poco, por culpa de la distancia, a veces cuando miro a
sus ojos me cuesta vislumbrar lo que en su mente se alberga. Eso me
desconcierta y no sé cómo debería actuar, pero espero que ella sepa que siempre
lo intento hacer lo mejor posible.
Puede que en ocasiones, sea un poco insoportable. Pero no
creo que sea más que la cara que muestra al mundo, alimentada por el fuego de
la lucha que sufre en su interior. Muchos son los defectos que alberga en su
ser, pero el sumatorio de las características que posee la convierten en una
persona única. En la que sus defectos son atenuados por segundas variables.
Ella siempre ha sido mi musa, el combustible de mi ilusión,
el destino de todos mis anhelos, ella es mi inspiración. Y es por ella puedo
conseguir la luna al ponerse el sol. Por ella sería capaz de todo porque… todo
se lo debo.
Mi hermana: alguien que sin llegar a conocer del todo, ocupó
el centro de mi vida y me convirtió en lo que ahora soy; una niña que sonreía
cuando la despertaba por las mañanas haciéndole tonterías; una chavala que
compartió mis horas de juego, deseos e ilusión; una mujer que escuchó los
secretos más profundos que guardo en mi corazón; un alma libre que compartirnos
los dos, a la que el destino en dos cuerpos separó…
Felicidades, Azahara.
¡Te quiero!
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