Una vida vacía es lo que posees si en el transcurso de tus
días no albergas deseos, sueños o ambiciones. Sin ilusión, el simple hecho de
vivir se convierte en la más complicada de las empresas a la que puede
enfrentarse alguien. Levantarse cada día, sin la esperanza de cambio, sin el
anhelo de que los sueños se tornen realidad, sin algo por lo que luchar… es la
peor de las torturas.
Es imposible ganar una batalla si no se lucha por algo. Si no
peleas por nada, ya estás perdido. Solo tienes que encontrar tu apoyo, tu
norte, tu rosa de los vientos. Alzarte y volver a la batalla del día a día,
pero no como ya lo hiciste antes, sino que ahora repelerás el envite del
destino con fuerzas nuevas y renovadas surgidas por tu fe en aquello que
esperas y deseas.
¿En tu mente solo habitan pensamientos de rendición,
abandono y resignación? ¿Quieres rendirte? Estás en tu derecho. Pero, créeme,
cuando pase un tiempo y mires atrás, cuando tu realidad te parezcan barrotes
que no te dejan volar libremente, querrás volver atrás a luchar por todo lo que
un día debías haber luchado. Pero ya será tarde, estarás viejo y cansado.
Solo tienes que encontrar algo que llene tu vida, que te haga
cambiar la lente con la que percibes el mundo, que consiga sacarte una sonrisa
con poco. Algo muy simple y sencillo pero que en tu interior produzca una
enorme sensación de bienestar.
Sin un propósito, intentar vivir la vida, se hace cuesta
arriba. Busca aquello que te haga suspirar, reír, amar, desear… agárralo y no
lo sueltes. No te hagas muchas preguntas, solo vive. Sonríe, se feliz, busca tu
lugar en el mundo y nunca dejes de soñar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario